¡Toc, toc, toc!
Miedo?
Miedo a hablar,
miedo a sentir,
miedo a publicar!
Miedo a jueces, borbones,
miedo a borbotones.
Divide y vencerás,
divide y vencerás,
divide y vencerás,
miedo a la guerra y por fin,
peaccceee un poco de paz,
una pequeña tregua,
por fin llega el silencio
y con él esperanza, alegría, amor,
una mujer llora desconsolada,
le han robado el arma.
Derechos y más derechos
desquebrajados por los suelos.
Miedo,
más madera,
más miedo.
Miedo a los bancos,
miedo a las empresas,
miedo a la poli.
¡Presión, presión, presión,
represión!
Y de pronto se rompe otra vez el silencio,
una tumultuosa muchedumbre
unida al grito unánime,
"els bombers seràn sempre nostres"
En las calles arden corazones ensangrentados, sentimientos destrozados a golpes de porra
y allí estaban ellos, nuestros héroes,
vestimentados de etiqueta,
intentando apagar sin manguera,
llamaradas de odio infundado,
ríos de lava y entre cenizas
y escombros,
aún retumba un eco lejano.
A por ellos oe, a por ellos oe.
Unas ensangrentadas abuelas nazis
huyen desconsoladas,
mamás con carritos humanos se apartan.
Jóvenes y viejos radicales todos ellos,
resisten con voto en mano,
las envestidas del toro.
Un toro tan grande
tan negro, tan bravo.
Venga vamos, a por ellos!.
Avivando el miedo colectivo
porras y más porras.
Delante el temido ejército secesionista
intentando aguantar estoicamente
lo que tantos siglos costó.
Aquí perecen los pocos derechos existentes, mientras se oyen replicar
las campanas.
Tong, tong, tong.
Hoy uno de octubre,
después de quarenta años de larga enfermedad, la democracia ha muerto
y con ella tambien ha muerto la monarquía, la fe en la justícia
y el respeto a la policía.
Hermanos, guardadlos en el recuerdo, e incluidlos en vuestros ruegos,
pero recordad, que contra el pueblo
no se puede luchar.
Nada podrán frente a un pueblo
organizado, unido y alegre.
¡Bienvenidos a la ensangrentada
República Catalana!
